En esta casa vivió de 1957 hasta su muerte en 1979 el compositor RAFAEL RODRÍGUEZ ALBERT, unido a los músicos de la Generación del 27 y dueño de un lenguaje musical propio.
Rafael Rodríguez Albert (Alicante, 1902 ― Madrid, 1979), como Joaquín Rodrigo, fue invidente desde muy temprana edad.
Sus primeras enseñanzas en el campo de la música las recibió de su padre. En Valencia finalizó sus estudios de piano, composición y filosofía y letras. Sucesivos viajes a París en 1929, 1931 y 1937, le permitieron seguir los cursos y las enseñanzas de Poulenc, Honnegger, Milhaud y Ravel. En 1940 conoció a Manuel de Falla, quien también fue su maestro.
Fue catedrático de Historia y Estética de la Música en el Colegio Nacional de Ciegos de Madrid, actividad que no le impidió desarrollar una fecunda tarea como pianista y compositor.
Fue galardonado en dos ocasiones con el Premio Nacional de Música (en 1950 por el “Cuarteto en re mayor”, y en 1961 por la “Fantasía en tríptico sobre un drama de Lope de Vega”). Mereció numerosos reconocimientos a lo largo de su vida (Premio Samuel Ros, en 1956 por el “Quinteto en la menor”, Premio del Concurso Internacional de Guitarra de Lieja en 1962, por “Sonatina en tres duales”, Premio de Composición de la Universidad de Granada en 1977 por “La Antequeruela”, etc.).
Está considerado como una de las figuras más significativas de la Generación Musical del 27. Lamentablemente, su obra, que abarca todos los géneros musicales, es muy poco interpretada en las salas de concierto.