Muestra la fachada occidental de la villa de Madrid, paralela al Manzanares. En primer término transitan, conversan o descansan multitud de caminantes y vendedores con sus mercancías, apostadas las caballerías a la sombra de los delgados árboles que se levantan al borde del camino. Otros se encaminan hacia la ciudad a través del Puente de Segovia, que desemboca en la puerta del mismo nombre, que marcaba en esa zona los límites de Madrid. A la izquierda se levanta el Palacio Real y en el lado contrario la Basílica de San Francisco el Grande, trazados sus volúmenes con gran simplicidad.
Fuente: Madrid Pintado, 1992, pág. 172-173. Museo Municipal de Madrid.