El mosaico fue descubierto en 1928 por Pérez de Barradas durante la excavación de la villa romana de Villaverde Bajo (Madrid). Cubría el suelo de una habitación que puede ser identificada como un cubiculum o dormitorio y se conservaba casi completo, incluyendo la depresión circular o pozaleta, que se destinaba a facilitar su limpieza.
Al no ser posible la conservación in situ por la necesidad de continuar la explotación del arenero en que se encontraban, este mosaico y el aparecido en otra habitación contigua fueron extraídos en el invierno de 1928, pegando la superficie a un lienzo, excavándolos después por debajo y uniendo su base con mortero de cemento a una caja de madera que se iba construyendo progresivamente.
La imagen muestra como un numeroso grupo de peones alza el mosaico mientras a su derecha tres personas en traje supervisan la operación