En 1885 se derribó la antigua iglesia, dañada tras la Guerra de la Independencia. Tras la intervención de Fernando Arbós en la década de 1890, en 1924 La Orden de Predicadores mandó construir un convento y la nueva basílica, según proyecto de Francisco Antón, de estilo seudobarroco. En 1936, de nuevo, fue destruida.