Ramón Gómez de la Serna ofrece su visión de los nuevos paisajes de la ciudad formados por los derribos de los edificios del tercer tramo de la Gran Vía.
"...Ya nada se defiende en estas manzanas que sienten tajante é inapelable la sentencia que han visto venir con mucha anticipación, con tanta, que hasta ha procurado morirse antes alguna de las propietarias de los palacios expropiados para no ver destruir su casa, su baño de mármol, su jardín interior...".