Representa al rey Fernando III arrodillado entre nubes y rodeado de ángeles ante la figura de la Virgen con el Niño en brazos. El monarca les ofrece la toma de la ciudad de Sevilla cuyas murallas, rodeadas por sus tropas, señala con la mano izquierda, mientras que con la derecha levanta una espada.
El cuadro fue pintado para el testero de la capilla del Hospicio de San Fernando, hoy sede del Museo de Historia, donde todavía se conserva.